La fosa común existente en el cementerio de Camañas guarda en su interior los restos mortales de cinco vecinos de la localidad asesinados por las fuerzas franquistas pocos días después de su entrada en la localidad. Fueron ejecutados a la salida del pueblo en dirección a Santa Eulalia del Campo, en una zona conocida como “La Cerrada”. Los cuerpos fueron recogidos acto seguido y enterrados muy cerca de la puerta de entrada al cementerio, pegados a la pared y a unos dos metros a la izquierda de la puerta. La fosa carece de cualquier rasgo identificativo y apenas está señalizada por los ramos de flores que suelen colocar allí los familiares de las víctimas. La matanza tuvo lugar el 21 de octubre de 1936. En el mismo lugar yacería, a decir de una informante próxima a los hechos, el vecino del pueblo Miguel Juan Herrero Andrés, muerto como consecuencia de un bombardeo aéreo sufrido por la localidad el 25 de enero de 1938.

Otras víctimas de la represión ejercida por los sublevados: No serían las únicas víctimas del pueblo durante la guerra. Otros tres vecinos, entre los que se cuentan Ceferino Ginés y Lorenzo Martínez, fueron asesinados por los sublevados entre Argente y Bueñas y dos de ellos reposan aún en una fosa cercana a la primera de esas localidades, como veremos en el apartado dedicado a Argente. También fue asesinado tras la guerra un vecino apellidado Cabeza, que durante parte del periodo bélico había ejercido como presidente del Comité Local.

Otras víctimas de la guerra en la localidad: Una fosa común sita en el cementerio de Torremocha del Campo contiene los restos de tres vecinos del pueblo de Camañas fallecidos el 7 de junio de 1937 cuando el vehículo que ocupaban topó con una bomba trampa camuflada en el borde de la carretera. Las  víctimas fueron Justo Benedicto Ibáñez, Juan Benedicto Fernández y Reinaldo Talavero Monleón. Citar asimismo la muerte de varios vecinos del pueblo en los frentes de batalla. Entre los fallecidos podemos citar a Joaquín Alcarraz Arnal, José Fuertes Andrés, Miguel Gonzalvo Escriche y Felipe Grao Aparicio, todos los cuales murieron bajo bandera rebelde. Decir por último que varios soldados estacionados en Camañas murieron a causa de un bombardeo aéreo que arrasó buena parte de la localidad el 25 de enero de 1938. Al parecer se hallaban en un refugio cuando la bomba impactó en la misma boca de entrada, matándoles a todos en el acto como consecuencia de la onda expansiva. Los informantes consultados desconocían cual pudo ser el destino final de sus restos mortales.