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La fuente consta de dos elementos: la pila y la canalización del agua que conduce hasta ella.
La fuente propiamente dicha se encuentra albergada por una construcción de piedra de 1,40 m de altura por 0,75 u 0,80 m de ancho. En su interior hay un nicho abierto en arco de medio punto cubierto con bóveda de cañón, donde encontramos 4 caños, uno de ellos cegado. El remate es un tejadillo a 2 aguas de vertientes ligeramente cóncavas y con cornisa de piedra.
El manantial del que se nutre la fuente se encuentra a 1200 m en dirección oeste, siguiendo el camino de la Sierra, aunque el curso de la canalización no es en línea recta. En este primer punto hay dos ramblas artificiales de piedra, en dirección este y oeste respectivamente, que recogen el agua de lluvia y la que se va filtrando por una serie de "goteros" excavados en el terreno.
El agua es retenida en un aljibe, necesitando alcanzar un nivel de unos 0,75 m para situarse en el mismo plano que los caños de la fuente, lo que significa que permanece durante algún tiempo depositando sus impurezas en el fondo del mencionado aljibe.
Desde este parte un canalillo excavado en el interior de un túnel de paredes de sillarejo y techumbre plana a base de lajas, que tiene una media de altura de 1,40 m y una anchura de unos 0,75 m. Cada ciertos metros se disponen unas piletas que retienen el agua y la dejan fluir cuando se llenan, lo que ayuda a limpiar el agua, pues con el discurrir ralentizado, los posos se van depositando en el fondo. A la vez, el pasaje cuenta con unos respiraderos superiores que permiten la ventilación durante las tareas de limpieza.
Su fecha de construcción, desconocida, ha sido muy debatida sin que se haya llegado a ninguna datación concluyente.
Los libros, bibliotecas y hábitos lectores constituyen un capítulo apasionante de nuestra historia cultural. ¿Qué leían nuestros antepasados? ¿Cómo eran las bibliotecas de los humanistas, clérigos y nobles en el Renacimiento o el Barroco? Buscando una respuesta a estas preguntas, nos asomaremos a la Huesca del siglo XVI, una pequeña pero pujante ciudad que contaba con una universidad y con una imprenta recién inaugurada, para conocer las bibliotecas y prácticas lectoras tanto de sus élites como de unos ciudadanos que también disfrutaban de lecturas públicas.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002